Francis
Bacon: de Picasso a Velázquez. Museo Guggenheim Bilbao
La
exposición temporal del Museo Guggenheim de Bilbao acoge 40 pinturas del autor
donde se vislumbran, entre otras influencias, las decisivas de Picasso y
Velázquez.
De Picasso
el propio Bacon comentó "Picasso
abrió la puerta a todos esos sistemas nuevos. To he tratado de poner mi pie en
esa puert abierta para que no se cerrara. Picasso pertenece a ese linaje de
genios del que forman parte Rembrandt, Miguel Ángel, Van Gogh y sobre todo
Velázquez"
En esta
exposición podemos admirar la influencia de todos ellos en la pintura del
pintor que siguió fiel a la figuración, eso sí muy expresiva, en una época, la
posterior a la II Guerra Mundial, que la mayoría de autores apostó por el
lenguaje abstracto.
Su
figuración, no obstante es de una expresividad casi conceptual. Cuando se le
critica que sus cuadros son tumefactos, sanguinolentos y siguen una estética de
la "fealdad", Bacon responde que su obra tiene que ver con la vida,
con el paso del tiempo y con la realidad ¿acaso no somos cuerpo con masa muscular,
sangre y vísceras? ¿acaso nuestra vida no se compone de sufrimiento mental
reflejado en sufrimiento físico? ¿no nacemos, vivimos y morimos en soledad? Él
pone el ejemplo de la rosa, que es hermosa, pero que acaba deshidratada, sin
hojas cuando pasa el tiempo y muere. Esa evolución se plasma de un modo
tangible en sus obras. Para ello se ve influenciado durante toda su vida por un
icono de la Historia del Arte: el tema de la crucifixión, que representa una y otra
vez, totalmente distorsionado en sus trípticos: el cuerpo vapuleado, tumefacto
y doloroso de Cristo se convierte en despojo humano solitario, tirado en un camastro y acaba siendo el "Buey desollado" de Rembrandt.
"Yo creo que el arte es una obsesión
de vida y, después de todo, dado que somos seres humanos, nuestra mayor
obsesión somos nosotros mismos" comenta Bacon sobre sus
representaciones de cuerpos humanos dolientes.
Sus
personajes aparecen limitados en cubos o en jaulas, como son los límites
humanos de la vida, reflejando la vulnerabilidad humana "Yo reduzco la escala del lienzo pintando
esos rectángulos que concentran la imagen para verla mejor" Es su
explicación de los límites. Estos seres, con clara influencia de las
deformaciones expresivas de El Greco, retorcidos y con mucho movimiento, reflejan un carácter animal, de fiereza
superior a la de muchos animales salvajes. En esta línea se enmarcan las múltiples
versiones que en los años 40 hizo del cuadro de Inocencio X de Velázquez, que
conocía a través de reproducciones que conservaba en su estudio. Refleja la brutalidad
humana que se puso de manifiesto tras el descubrimiento de los campos de
concentración nazis y el conocimiento de las brutalidades de la II Guerra Mundial.
Tríptico dedicado a Lucian Freud (1969)
A partir de
1951 Bacon realiza retratos de personajes conocidos, normalmente amigos suyos,
como el pintor Lucian Freud, cuya obra tiene mucho que ver con el propio
expresionismo de Bacon. La mayoría no fueron encargos, sino obras en las que el
pintor transmite su relación con ellos captando la representación de sus
relaciones de amistad. Estos retratos tiene una gran influencia de los retratos
de Velázquez y fueron realizados a partir de fotografías que hizo su autor en
su estudio. Son retratos en los que la deformación sugiere un mayor realismo, a
pesar de estar alejados de la literalidad descriptiva. A partir de los 70,
influenciado por Rembrandt, quien realizó más de trescientos autorretratos,
realiza 29 autorretratos de pequeño formato que, como Rembrandt, le sirven de
reflexión introspectiva sobre su ser y el transcurrir del tiempo. "En los retratos uno introduce cosas tales
como oídos y ojos. Sin embargo, le gustaría introducirlos del modo más
irracional posible, y la única razón de esta irracionalidad es que, si aflora,
trae la fuerza de la imagen con mucha mayor intensidad que si uno sencillamente
se sienta y representa la apariencia" Comenta Bacon sobre estas obras.
La relación
de Bacon con España no solo se materializa por las influencias de los pintores
españoles como El Greco, Ribera, Velázquez, Goya o Picasso, sino que visita el
país continuamente durante los últimos años de su vida, entre otros motivos,
porque su amante español vive en Madrid, lugar donde murió en 1992.
Pero la influencia cultural española va más allá, Lorca es uno de sus poetas
preferidos y tomando como referencia el verso "A las cinco de la tarde" y las dos o tres corridas de toros a
las que asistió, pintó una serie de obras sobre la tauromaquia, influido por Goya, tema que
reflejaba perfectamente sus inquietudes vitales: la lucha contra la fiereza
animal, como una lucha interna del hombre con su propio ser salvaje, el
movimiento extremo y casi irracional de la lucha que tiene lugar en el ruedo,
el cuerpo expuesto al sufrimiento, la tumefacción, la sangre del toro y a veces
del torero empapando la arena, la lucha por la vida y al final la muerte del
perdedor en la corrida.