viernes, 4 de noviembre de 2016

Coleccción Phillips. Washington D.C.


Existe en Washington un museo familiar formado por Duncan Phillips, coleccionista privado del siglo XX, parte de cuyas obras ( 60 de un total de 2.500 obras) se han expuesto en Barcelona y en Madrid en las salas de la Caixa durante 2016.

Duncan Phillips fue el heredero de un riquísimo industrial del acero  y banquero. Casado con la pintora Majorie Acker, gracias a su origen burgués adinerado y a su pasión por el arte, comenzó su colección en 1921 adquiriendo obras de autores que eran valores ya seguros en esa época: pintura renacentista, neoclásica, romántica, realista, impresionista, postimpresionista y de distintas vanguardias como cubismo o fauvismo. Pero su apuesta definitiva será por los pintores contemporáneos norteamericanos, entre los que destacarán los expresionistas abstractos. Con todas esas obras abrió la Galería Memorial Phillips en Washington D.C.

En 1953, la artista Katherine S. Dreier legó a la colección algunas de las obras más emblemáticas de su propia colección, entre las cuales se encontraban piezas de Juan Gris, Franz Marc, Piet Mondrian, Kurt Schwitters, Alexander Archipenko o Wassily Kandinsky.





Hemos podido admirar la pequeña bañista de Ingres, pintada en 1826 que representa un desnudo  femenino de espaldas y cuya versión originaria es la bañista de Valpinçon conservada en el Museo del Louvre, realizada durante su estancia en Roma en 1808 . En ella podemos apreciar la influencia de Rafael, el pintor al que deseaba parecerse, pero con un aire que anuncia la pintura contemporánea, tratando el desnudo a través de una gran carga erótica, sin obedecer ya a los cánones del mundo académico. La composición es sinuosa, línea que resalta la sensualidad del cuerpo femenino. El dibujo es académico y exacto y muy idealizada la aplicación del color, con tonalidades cálidas, y la luz que ilumina el torso representado con calidades cuasi tactiles de piel de seda.


Honoré Daumier, pintor y caricaturista francés de la tendencia del realismo social, que pisó la cárcel en varias ocasiones por sus sátiras de crítica política y social, está representado por la obra el levantamiento, manifestación revolucionaria del 23 al 25 de febrero de 1848, que obligó al rey Luis Felipe a abdicar y dio lugar a la Segunda República francesa. Son las masas obreras que habían sido relegadas de la actividad política y que estaban siendo explotadas por el capitalismo industrial, las que se manifiestas pidiendo por primera vez en la historia derechos sociales y políticos, ideas revolucionarias en las que militaba Daumier.  El cuadro tiene una clara influencia de Goya en la pincelada suelta y aspecto inacabado; el espacio apenas esbozado mediante una diagonal de edificios no asimilables a ningún lugar concreto de París; el carácter caricaturesco de los personajes que le aporta fuerza a la acción, salvo el revolucionario que está resaltado mediante una camisa blanca, como el patriota de los fusilamientos del tres de mayo de Goya. Podemos observar además la línea marcada del dibujo heredera de su labor como ilustrador.


El mundo del Ballet fue uno de los temas preferidos de Degas, realizó numerosas obras también en esculturas. En Las bailarinas en la barra (1900) Le interesa la representación del movimiento y las frágiles y estilizadas figuras de las adolescentes, que capta en un instante y realiza con una técnica abocetada, ambas características del Impresionismo, movimiento artístico al que pertenece.







Entre los postimpresionistas, se expuso uno de los últimos cuadros de Van Gogh, Casa de Auvers, pintada en 1890,obra de la que el artista dijo " He escogido este tema porque suena como un día largo con los colores verdes del final de la primavera y los amarillos del principio del verano y el cielo del color de cuando el sol ya se ha escondido detrás del monte." Fue uno de sus últimos cuadros, realizado en los dos últimos meses de su vida, en los que sufrió un gran frenesí y agitación psicológica que le llevó a pintar más de un cuadro diario y terminó con su suicidio. La ejecución es rápida con pinceladas pastosas y sueltas que son, junto con el color expresivo, emocional y simbólico, las protagonistas del paisaje.


Henri Matisse pinta un interior de imaginario orientalizante y ejecución fauvista en el interior con cortina egipcia.
 Amadeo Modigliani con el retrato de Elena Povolozky (1917)  que no tuvo mucho éxito en vida y que murió joven por los excesos de su vida bohemia.  la mujer retratada fue su mecenas ocasional. Se resalta en él el dibujo que delimita las formas con trazos gruesos,  los colores planos, con un ligero modelado en el rostro de ojos azules en los que ha dibujado el iris y los tonos ocres de la indumentaria de la mujer.



No faltan en la colección obras de  Picasso como la habitación azul de 1901, Corrida de toros (1934) o Mujer con sombrero verde (1939), de Wassily Kandinsky con su Otoño II (1912) donde todavía se pueden diferenciar formas que imitan la naturaleza pero con un colorido estridente de origen fauvista, ya casi camino de la abstracción,
y  obras del Expresionismo abstracto, tanto de Jackson Pollock como de Mark Rothko, a quien le interesaba más las relaciones del color con la lírica trascendente, y no el arte gestual de la Action Painting de Pollock.

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