Archer Milton Huntington. Fundador de la Hispanic Society of America
Archer Milton Huntington, hijo de una de las mayores fortunas de los Estados Unidos de América, cultivó desde su adolescencia un profundo interés por el mundo hispánico. La educación recibida y las vivencias adquiridas durante sus numerosos viajes a Europa despertaron su interés por el coleccionismo, siempre encaminado a la creación de un museo.
Huntington formó en apenas cuarenta años una biblioteca y un museo concebidos para alentar el estudio del arte hispánico a través de colecciones importantes tanto por la cantidad y calidad de las piezas como por el amplio período que abarcan. Paralelamente, desarrolló una importante labor editorial para poner al alcance de los hispanistas libros raros y manuscritos en ediciones facsímiles. Huntington basó además su política de adquisiciones en una decisión meditada, priorizando la compra de obra fuera de España para no privar al país de sus tesoros artísticos. Puede afirmarse, como hizo Jonathan Brown, que Huntington convirtió la Hispanic Society en la depositaria enciclopédica de la cultura plástica y literaria española.
Huntington fue una de las personas que más hizo progresar el hispanismo en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX, mereciendo por ello el reconocimiento de renombradas universidades americanas. Participó también activamente en patronatos de numerosos museos españoles y fue elegido miembro de las principales reales academias españolas.
Esta muestra rendirá tributo a Huntington y a la labor realizada por la Hispanic Society Museo y Biblioteca en la divulgación y estudio de la cultura española en los Estados Unidos de América.
Huntington formó en apenas cuarenta años una biblioteca y un museo concebidos para alentar el estudio del arte hispánico a través de colecciones importantes tanto por la cantidad y calidad de las piezas como por el amplio período que abarcan. Paralelamente, desarrolló una importante labor editorial para poner al alcance de los hispanistas libros raros y manuscritos en ediciones facsímiles. Huntington basó además su política de adquisiciones en una decisión meditada, priorizando la compra de obra fuera de España para no privar al país de sus tesoros artísticos. Puede afirmarse, como hizo Jonathan Brown, que Huntington convirtió la Hispanic Society en la depositaria enciclopédica de la cultura plástica y literaria española.
Huntington fue una de las personas que más hizo progresar el hispanismo en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX, mereciendo por ello el reconocimiento de renombradas universidades americanas. Participó también activamente en patronatos de numerosos museos españoles y fue elegido miembro de las principales reales academias españolas.
Esta muestra rendirá tributo a Huntington y a la labor realizada por la Hispanic Society Museo y Biblioteca en la divulgación y estudio de la cultura española en los Estados Unidos de América.
La exposición
La primera parte de la exposición (salas A y B) propone un recorrido cronológico y temático por la producción artística en España y América Latina, con piezas arqueológicas procedentes de yacimientos de la península, escultura romana, magníficos ejemplos de cerámicas, vidrios, muebles, tejidos, metalistería y joyas islámicas y cristianas medievales así como del Siglo de Oro. Particular relevancia tendrá la pintura española, en diálogo con las colecciones del Prado, y el arte colonial, estrechamente conectado con la producción artística en la península. Incluirá también un ámbito dedicado a la biblioteca de la Hispanic Society, una de las más importantes del mundo, que da idea de los recursos que ofrece para la investigación de la historia y la cultura de España, Portugal y sus colonias.
La planta superior (sala C) ofrece una amplia selección de la mejor pintura española del siglo XIX y principios del XX y una excepcional galería de la flor y nata de la intelectualidad española de la época, con la que Huntington trabó estrecha relación. Tras la Primera Guerra Mundial Huntington frenó su búsqueda de adquisiciones para la Hispanic, pero mantuvo vínculos con el arte español a través de varios pintores, principalmente Joaquín Sorolla, a quien encargó la famosa serie de las regiones de España para la Hispanic Society.
En la sala D se proyecta un documental que acompaña a la exposición y que, dirigido por Francesco Jodice, trasladará al visitante al Nueva York de principios del siglo XX y narrará la historia la Hispanic Society a través de la pasión coleccionista de su fundador el gran filántropo Archer Milton Huntington.
La planta superior (sala C) ofrece una amplia selección de la mejor pintura española del siglo XIX y principios del XX y una excepcional galería de la flor y nata de la intelectualidad española de la época, con la que Huntington trabó estrecha relación. Tras la Primera Guerra Mundial Huntington frenó su búsqueda de adquisiciones para la Hispanic, pero mantuvo vínculos con el arte español a través de varios pintores, principalmente Joaquín Sorolla, a quien encargó la famosa serie de las regiones de España para la Hispanic Society.
En la sala D se proyecta un documental que acompaña a la exposición y que, dirigido por Francesco Jodice, trasladará al visitante al Nueva York de principios del siglo XX y narrará la historia la Hispanic Society a través de la pasión coleccionista de su fundador el gran filántropo Archer Milton Huntington.
Museo Español
En 1908 el filántropo, hispanista y coleccionista norteamericano Archer Milton Huntington (1870-1955) materializó su sueño largamente anhelado de crear un “Museo Español” con la apertura en Nueva York de la Hispanic Society Museum & Library. En ella plasmó su amor por España y el castellano, lengua en la que llegó a escribir versos, y lo hizo cuando la imagen de este país pasaba por sus horas más bajas en los Estados Unidos, tras la guerra de 1898.
La Hispanic Society presentaba, cuando se inauguró, muchos aspectos novedosos, principalmente, la idea de procurar una aproximación integral a la historia de España, lo que explica su naturaleza dual como museo y biblioteca, y su afán por erigirse en un centro activo en la investigación y difusión de la cultura española. El resultado fue deslumbrante, pues ninguna otra institución, en España o fuera de ella, proporciona una visión tan completa del mundo hispánico, ya sea por su ambicioso alcance geográfico, al incluir América, Portugal y Filipinas, como por su dilatada cronología, que abarca desde la Edad del Cobre hasta los inicios del siglo XX.
La amplitud de horizontes de la Hispanic Society no debe hacer olvidar que nació con una vocación contemporánea. Huntington trabó amistad con los principales intelectuales españoles de su época, cuyos retratos reunió, y para él trabajaron artistas de vanguardia como Zuloaga, y sobre todo Sorolla, a quienes promocionó en los Estados Unidos.
La Hispanic Society presentaba, cuando se inauguró, muchos aspectos novedosos, principalmente, la idea de procurar una aproximación integral a la historia de España, lo que explica su naturaleza dual como museo y biblioteca, y su afán por erigirse en un centro activo en la investigación y difusión de la cultura española. El resultado fue deslumbrante, pues ninguna otra institución, en España o fuera de ella, proporciona una visión tan completa del mundo hispánico, ya sea por su ambicioso alcance geográfico, al incluir América, Portugal y Filipinas, como por su dilatada cronología, que abarca desde la Edad del Cobre hasta los inicios del siglo XX.
La amplitud de horizontes de la Hispanic Society no debe hacer olvidar que nació con una vocación contemporánea. Huntington trabó amistad con los principales intelectuales españoles de su época, cuyos retratos reunió, y para él trabajaron artistas de vanguardia como Zuloaga, y sobre todo Sorolla, a quienes promocionó en los Estados Unidos.
La Antigüedad
En su afán por proporcionar al público americano una visión integral de la historia de España, Huntington concibió un museo con una cronología amplísima, que inicia sus colecciones en el segundo milenio antes de Cristo, con uno de los más completos conjuntos cerámicos de la llamada cultura campaniforme, prosigue con ricas piezas de metalistería celtíbera, y concluye su recorrido por la Antigüedad con un impresionante elenco de obras romanas en diferentes medios y técnicas. Algunas de estas piezas se encontraron en excavaciones patrocinadas por el propio Huntington, como las de la antigua ciudad romana de Itálica, de donde posiblemente proceden el exquisito busto de joven y el torso de Diana cazadora; otras muchas fueron adquiridas en el extranjero, como las halladas en el yacimiento del Acebuchal, cerca de Carmona (Sevilla), en el quicio de los siglos XIX al XX.
España medieval
Las excepcionales colecciones de arte medieval de la Hispanic Society abarcan las diferentes culturas que se sucedieron en la Península Ibérica entre los siglos V y XV. Especial relevancia posee el arte hispanomusulmán, una de las pasiones de Huntington, quien compaginó el estudio del castellano y el árabe y que, contrariamente a la opinión mayoritaria en la época, creía que la herencia islámica en España era tan relevante como la cristiana. Este planteamiento explica que, junto a piezas realizadas en territorios musulmanes, alguna tan extraordinaria como el píxide califal procedente de Madīnat-al-Zahrā’, adquiriera otras de naturaleza híbrida, realizadas en territorio cristiano por artesanos musulmanes, como sucede con la loza dorada o de reflejos metálicos de Manises (Valencia).
El arte de los reinos cristianos peninsulares no fue solo permeable a las formas hispanomusulmanas, también a ideas y estilos procedentes del resto de Europa. Esta sección incluye una selección de obras del siglo XV y principios del XVI en diferentes técnicas y soportes materiales que reflejan el esplendor de la orfebrería e hilatura góticas, la irrupción del gótico internacional en la pintura valenciana hacia 1400, o el trabajo en Castilla de escultores noreuropeos como Gil de Siloé. Mención aparte merece el conjunto de aldabas con motivos animales y antropomórficos, excelente ejemplo de la metalistería tardomedieval.
El arte de los reinos cristianos peninsulares no fue solo permeable a las formas hispanomusulmanas, también a ideas y estilos procedentes del resto de Europa. Esta sección incluye una selección de obras del siglo XV y principios del XVI en diferentes técnicas y soportes materiales que reflejan el esplendor de la orfebrería e hilatura góticas, la irrupción del gótico internacional en la pintura valenciana hacia 1400, o el trabajo en Castilla de escultores noreuropeos como Gil de Siloé. Mención aparte merece el conjunto de aldabas con motivos animales y antropomórficos, excelente ejemplo de la metalistería tardomedieval.
Biblioteca
La fascinación de Huntington por la lengua y literatura españolas, y el afán por procurar una visión integral de nuestra cultura, explican su empeño por contar con una excelente biblioteca. La estrategia que siguió fue adquirir bibliotecas particulares, entre las que destaca la del marqués de Jerez de los Caballeros, entonces la mejor de fondo antiguo español tras la Biblioteca Nacional, pero sin renunciar al mercado especializado (el librero alemán Hiersemann le proporcionó miles de obras singulares con anterioridad a la Primera Guerra Mundial). El resultado es fabuloso: 300.000 volúmenes y 1.500 publicaciones periódicas, incluyendo unos 150.000 manuscritos y libros raros anteriores a 1701, de los cuales 250 son incunables (impresos antes de 1500). Algunos conjuntos sobresalen por su riqueza y singularidad, como los 16 privilegios rodados de los siglos XIII al XV, la colección de cartas autógrafas de personajes fundamentales de nuestra historia y cultura o las más de 600 ejecutorias de hidalguía. Estas últimas, obtenidas casi siempre tras un largo y costoso litigio, tuvieron una especial importancia, pues al dar fe de la hidalguía del solicitante no solo confirmaban su rango social, sino que le eximían de ciertos pagos y obligaciones.
El Siglo de Oro
Si un período del arte hispano era conocido y apreciado en el extranjero cuando Huntington empezó su actividad coleccionista, ese era el Siglo de Oro, principalmente su pintura. Murillo y Velázquez figuraban ya en los mejores museos del mundo, y a ellos se añadirían pronto el Greco y Zurbarán. La Hispanic Society posee excelentes obras de todos ellos, así como de Luis de Morales, Alonso Cano o Valdés Leal, pero destacan sobremanera sus tres lienzos de Velázquez, dos de ellos expresamente restaurados para la ocasión con la colaboración de la Fundación Iberdrola España como protector del Programa de Restauración del Museo del Prado. El panorama se completa con la presencia de artistas extranjeros fundamentales en el devenir de la pintura española como Antonio Moro o Rubens, ya sea a través de pinturas o de cartas.
El Siglo de Oro no fue solo pictórico, y su sensibilidad y excelencia se reflejó en otras actividades artísticas como la cerámica, la orfebrería o la escultura. De esta última se incluyen adquisiciones recientes, como el San Acisclo de Pedro de Mena o los Desposorios de santa Catalina de la Roldana, que atestiguan la actual fascinación internacional por la escultura policromada, minusvalorada hasta fecha reciente. Cierra la sección el gran lienzo de Sebastián Muñoz con la exposición en 1689 del cadáver de la reina María Luisa de Orleans, esposa de Carlos II, único en su género e imagen sombría y premonitoria del inminente fin de los Augsburgo en España.
El Siglo de Oro no fue solo pictórico, y su sensibilidad y excelencia se reflejó en otras actividades artísticas como la cerámica, la orfebrería o la escultura. De esta última se incluyen adquisiciones recientes, como el San Acisclo de Pedro de Mena o los Desposorios de santa Catalina de la Roldana, que atestiguan la actual fascinación internacional por la escultura policromada, minusvalorada hasta fecha reciente. Cierra la sección el gran lienzo de Sebastián Muñoz con la exposición en 1689 del cadáver de la reina María Luisa de Orleans, esposa de Carlos II, único en su género e imagen sombría y premonitoria del inminente fin de los Augsburgo en España.
Cartografía
El tránsito de la Península Ibérica a América viene marcado por esta sección, que incluye algunos de los mejores ejemplares de la excepcional colección cartográfica de la Hispanic Society, testigos de la ampliación de los horizontes geográficos y vitales de los europeos en el quicio de los siglos xv al xvi. Se trata de objetos donde conviven la utilidad y el lujo y que son, a un tiempo, obras de arte y compendios de la sabiduría científica de la época, como los portulanos mediterráneos o el Mapamundi de Giovanni Vespucci. La mirada europea contrasta con la cosmovisión indígena americana, cuya muy distinta percepción espacio-temporal ilustra el Mapa de Tequaltiche o el Árbol genealógico de Macuilxochitl.
América
Huntington creía que la historia y la cultura española posterior al siglo xv eran indisociables de América. Fue él quien inició las colecciones de arte colonial, que no han dejado de aumentar desde entonces, en paralelo al creciente protagonismo de la población hispana en los Estados Unidos. Las colecciones de arte americano son muy ambiciosas por cronología, técnicas y medios. Incluyen pinturas, esculturas y obras sobre papel, pero sobresalen las artes decorativas, donde mejor se aprecia el genio creativo de los artesanos indígenas, que supieron adaptar las formas europeas a sus materiales y técnicas tradicionales, al tiempo que asimilaban motivos y materias procedentes de Asia.
El siglo XVIII fue testigo en América del reformismo borbónico y la introducción de ideas e instituciones nacidas de la Ilustración, pero también de la progresiva consolidación entre las élites criollas de un fuerte sentimiento de identidad que culminó, en las primeras décadas de la siguiente centuria, en los movimientos emancipadores. Esta sección ilustra algunos hitos de esos fenómenos, como la voluntad taxonómica de las pinturas de castas, la instauración de academias de la mano de artistas peninsulares, y el orgullo ciudadano de unos criollos que, tras la Independencia, se erigirían en dirigentes de las distintas repúblicas.
El siglo XVIII fue testigo en América del reformismo borbónico y la introducción de ideas e instituciones nacidas de la Ilustración, pero también de la progresiva consolidación entre las élites criollas de un fuerte sentimiento de identidad que culminó, en las primeras décadas de la siguiente centuria, en los movimientos emancipadores. Esta sección ilustra algunos hitos de esos fenómenos, como la voluntad taxonómica de las pinturas de castas, la instauración de academias de la mano de artistas peninsulares, y el orgullo ciudadano de unos criollos que, tras la Independencia, se erigirían en dirigentes de las distintas repúblicas.
El fin del Antiguo Régimen
La invasión napoleónica, las independencias americanas y la muerte de Fernando VII marcaron un punto de no retorno en la historia de España. Podría afirmarse que con estos acontecimientos se puso fin a un “largo siglo xviii” que había sido testigo del advenimiento de la dinastía borbónica al trono, del reformismo ilustrado de inspiración europea y de los planes de modernización del país –presentes aquí en las piezas de las reales manufacturas de loza y porcelana de Alcora, de porcelana del Buen Retiro o de vidrio de La Granja–, pero también de reacciones castizas como el “majismo”, soberbiamente captado por Goya en su retrato de la duquesa de Alba.
España moderna
En la colección formada por Huntington a partir de la primera década del siglo XX la pintura española de los siglos XIX y XX tuvo una relevancia especial. Eligió obras de artistas destacados ya fallecidos, como Federico de Madrazo o Mariano Fortuny, pero las más numerosas fueron las que adquirió a artistas vivos. Interesó sobre todo al coleccionista la aproximación por parte de los pintores a los paisajes y tipos españoles. Justo en unos años de transformación profunda del país, aquel empeño revelaba una búsqueda de lo que se consideraba más auténtico y esencial de España. Era muy importante para el coleccionista que el conjunto diera cuenta de la diversidad entre las diferentes regiones, pensamiento que guió también el encargo a Joaquín Sorolla de la Visión de España. Constituyó así un amplio conjunto, profundamente singular, con una significación precisa: la de una colección formada en Nueva York a través de una nueva mirada, procedente de la joven potencia vencedora en la guerra de 1898 y llena de admiración hacia una nación de rico pasado histórico y cultural.
Documental. Sala D
La exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico” se complementa con la proyección de un documental en la Sala D, producido por el Museo del Prado y patrocinado por la Fundación BBVA. Bajo la dirección artística de Francesco Jodice, la cinta traslada al visitante al Nueva York de principios de siglo, momento y lugar claves para la historia de la Hispanic Society.
Este documental contextualiza el origen de la temprana vocación coleccionista de Archer Milton Huntington; la construcción e inauguración de la sede de la Hispanic; su colección y el fantástico fondo de su biblioteca; sus relaciones con España a través de Alfonso XII y los grandes intelectuales españoles de la época; su amistad con Sorolla en Nueva York; y la filantropía de este gran mecenas que quiso mantener el anonimato durante toda su vida. Todo ello relatado por su director actual, Mitchel Codding, el presidente del patronato Philippe de Montebello y los conservadores.
El documental de 20 minutos aproximados de duración ha sido rodado entre Nueva York y el Museo del Prado, en inglés con subtítulos en español.
Este documental contextualiza el origen de la temprana vocación coleccionista de Archer Milton Huntington; la construcción e inauguración de la sede de la Hispanic; su colección y el fantástico fondo de su biblioteca; sus relaciones con España a través de Alfonso XII y los grandes intelectuales españoles de la época; su amistad con Sorolla en Nueva York; y la filantropía de este gran mecenas que quiso mantener el anonimato durante toda su vida. Todo ello relatado por su director actual, Mitchel Codding, el presidente del patronato Philippe de Montebello y los conservadores.
El documental de 20 minutos aproximados de duración ha sido rodado entre Nueva York y el Museo del Prado, en inglés con subtítulos en español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario