Las navidades pasadas viajé a Berlín donde me encontré con
la exposición del mural realizado por
Jackson Pollock en 1943, en la sala Kunsthalle del Deutsche Bank situada en la avenida
Unter der Linden.
Se considera que esta obra dio origen a la tendencia
pictórica llamada Expresionismo Abstracto, nacida después de los desastres de
la II Guerra Mundial en respuesta a las atrocidades cometidas por los hombres. Siguiendo
las reflexiones desencadenadas por aquellos hechos, Theodor Adorno escribe en
Crítica, Cultura y Sociedad (1951) "Kulturkritik findet sich der
letzten Stufe der Dialektik von Kultur und Barbarei gegenüber: nach Auschwitz
ein Gedicht zu schreiben, ist barbarisch, und das frißt auch die Erkenntnis an,
die ausspricht, warum es unmöglich ward, heute Gedichte zu schreiben"( La
crítica cultural se encuentra frente al último escalón de la dialéctica de la cultura
y barbarie: después de lo que pasó en el campo de Auschwitz es cosa barbárica
escribir un poema, y este hecho corroe incluso el conocimiento que dice por qué
se ha hecho hoy imposible escribir poesía (Traducción Manuel Sacristán)
editorial Ariel. Barcelona 1962.) o
como se ha transcrito sintéticamente "Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie "
Hacia 1945, el centro del arte pasa de Europa (París,
Londres, Berlín están totalmente en ruinas) a Nueva York, donde la prosperidad
económica de postguerra desencadena la demanda artística. Pero los pintores ya
no son capaces de representar la belleza de la realidad ya que ha dejado de
existir a causa de las atrocidades de la guerra, y sus obras se convierten en
un aullido que representa la animalidad humana a través del acto mismo de la
creación artística. Lo importante no es la copia de lo que nos rodea, sino la
expresión de lo más profundo y emocional del ser humano a través del gesto, el
toque, la pincelada irreflexiva o el propio goteo de la pintura, que en ningún
caso puede reproducirse y que responde a un impulso único y efímero del acto
pictórico. Todo ello se acabará llamando "action painting". En las
obras resultantes estará condensado el carácter, el temperamento y las emociones del artista, tanto de su
peculiaridad única personal, como las circunstancias psíquicas por las que
atraviesa en el instante de la creación pictórica.
El expresionista abstracto designa un tratamiento libre y
rápido, masas que forman manchas y se confunden, ritmos largo y llamativos,
colores contrapuestos, distribución y espesor desiguales de la pintura, trazos
realzados con el pincel, la cuchilla, el dedo o un trapo" (Clement
Greenberg)
Jackson Pollock es
uno de los creadores de esta tendencia.
Nació en 1912 en Cody, una ciudad de Wyoming en una familia conflictiva que le llevará,
junto con su carácter especial, a ser un inadaptado de la clase media a la que
pertenecía y un dependiente del alcohol desde su temprana juventud. Ambos
aspectos no solo le conducirán a la expresión desgarradora de su arte sino a
ingresar periódicamente en clínicas psiquiátricas.
Su interés por el arte se produjo en 1928, cuando se
matriculó en la Escuela Superior de Bellas Artes de los Ángeles, ciudad donde
se había trasladado con su familia. Entró en contacto con la espiritualidad teosófica
de Krishnamurti y con las ideas vanguardistas a través de los ambientes
comunistas de la ciudad. No olvidemos que estas ideas eran predominantes entre
los revolucionarios de los años 30. A través de ellos se interesó por el
trabajo de los muralistas mexicanos Orozco, Rivera y Siqueiros y su colorido
arte influido por las culturas indígenas mexicanas y a la vez el carácter
comprometido y social que sus murales emanaban en torno a la revolución social
y política y a representar grupos
sociales oprimidos dentro del esquema de lucha de clases.
Esta etapa acabó con una de sus recurrentes depresiones que
le impulsó, acompañado por sus hermanos, a trasladarse a Nueva York donde
estudió escultura con el artista Thomas Art Benton en la Art Students League. También
siguió un curso impartido por Siqueiros en 1936. Su influencia técnica fue
decisiva ya que el muralista incitaba a sus alumnos a usar nuevos materiales
como barnices, pinturas industriales y arenas, rompiendo con los pigmentos de
la pintura anterior. Además les animaba a dejar gotear la pintura en las obras
y a producir salpicaduras, técnica que será primordial en el desarrollo
artístico de Pollock.
Otra de las obras que influyeron en Pollock fue el Guernica
de Picasso y sus bocetos preparatorios que se expusieron a partir de 1940 en el MOMA
de Nueva York. No solamente le llamó la atención el formato (un mural que no
era en sentido estricto un mural) sino que realizó una serie de obras basadas
en los personajes y bocetos de la obra.
A todo ello hay que unir la influencia surrealista por el
automatismo que despojaba a la emoción de cualquier tipo de control racional. Pollock
declaró "estoy particularmente
impresionado por el concepto de los surrealistas del inconsciente como fuente
del arte. Esta idea me interesa más de lo que hacen pintores específicos, entre
los que no incluyo a los dos artistas que más admiro : Picasso y Miró"
Esta pasión por los murales, le llevan a solicitar en 1943
una beca a la fundación Guggenheim, en cuya petición admite su preferencia por
el formato de mural " Creo que la
pintura de caballete va a desaparecer como tal, y la tendencia del sentimiento
moderno apunta hacia el fresco o el mural. Sin embargo me parece que la época
aún no está madura para una transición total del caballete al mural. La pintura
que quiero hacer podría constituir un camino intermedio, un intento de apuntar en la dirección del futuro, sin llegar a él
completamente", Eso explica que la obra que realizó, y que ahora nos ocupa,
esté realizada en lienzo.
Su obra reflexiona sobre las relaciones ser humano-animal,
el concepto de totemismo, la unión de contrarios, el recurso del arte
precultural, el rechazo a la civilización responsable de la II Guerra Mundial,
la transformación del pintor en un
chamán como en el arte prehistórico, que haga fluir el arte sin ningún control
de la razón. El artista comenta "Yo
trabajo como la naturaleza, desde adentro hacia afuera" no pretende
copiarla sino entrar en simbiosis con ella.
En 1947, en la revista
Possibilities, Pollock explica su
procedimiento de creación pictórica
" Prefiero fijar
el lienzo sin extender al duro suelo. Necesito la resistencia de una superficie
dura. En el suelo me encuentro más que agusto. Me siento más cerca de la
pintura, más parte de ella, ya que de esta forma puedo moverme alrededor del
cuadro, trabajar desde los cuatro costados y literalmente "estar" en
la obra. Es parecido al método por el cual los indios del Oeste pintaban sobre
la aren. Cuando pinto no me preocupo de lo que estoy haciendo. Solo después de
un breve periodo de toma de conocimiento veo lo que he hecho. No tengo miedo a
hacer cambios, destruir la imagen ...porque el cuadro tiene vida propia.
Intento que salga por sí mismo. Sólo cuando pierdo el contacto con la obra el
resultado es un desastre. En caso contrario, es pura armonía, un fluido toma y
daca y el cuadro sale bien"
El Mural ha viajado de Venecia a Berlín, de allí al Museo Picasso de Málaga y terminará su gira en Londres